Amenizadas con letanías que se vuelven cánticos, las posadas reaniman el espíritu religioso de los participantes, cómo olvidar esos momentos, los peregrinos, las oraciones, la procesión, las piñatas, el ponche, la fruta, pero sobre todo la emoción, alegría y amistad que se respira durante este tiempo.
Dichas fiestas de fin de año tienen su origen más allá de la época colonial, cuando los indígenas festejaban durante el invierno o Panquetzaliztli, el advenimiento de Huitzilopochtli, Dios de la Guerra. En un esfuerzo de evangelización los religiosos agustinos, sustituyeron la imagen de Huitzilopochtli por la de José y María.
En sus inicios estos festejos no fueron como los conocemos ahora, primeramente se les llamó "fiestas de aguinaldo" y consistían en la proclamación de la misa intercalada con pasajes y escenas alusivas a la Navidad. Como atractivo se daban pequeños regalos a los indios que participaban, además se incluían piñatas, luces de bengala, cohetes y cantos populares.
En varias poblaciones las posadas se celebran en las calles las cuales previamente se adornan con hilos de heno y faroles. Y en otras muchas poblaciones se sustituyen los tradicionales peregrinos de barro por elementos vivos, causando mayor emotividad entre los asistentes.
No existe templo, parroquia o capilla por pequeña que sea que durante el período del 16 de Diciembre al 6 de Enero, que no levante un nacimiento en ocasiones con verdaderas joyas escultóricas o figuras de barro realizadas en Tonalá o Tlaquepaque y celebren las posadas con cantos religiosos, guijolas, panderos, triángulos, etc., para crear mayor alegría en los asistentes.
SUS ORÍGENES
El origen de las posadas en México se remonta a la época de la evangelización. Durante el invierno o Panquetzaliztli, los indígenas festejaban el advenimiento de Huitzilopochtli, Dios de la Guerra, los religiosos agustinos, sustituyeron la imange de Huitzilopochtli por la de José y María.
Estos festejos no fueron como los conocemos ahora, en el inició se llamaban “fiestas de aguinaldo” y consistía en la proclamación de la misa intercalada con pasajes y escenas alusivas a la navidad, se daban pequeños regalos a los índigenas que participaban.
Los indígenas adornaban las iglesias con flores y hierbas, esparcían juncia en el piso, hacían su entrada bailando y cantando y cada uno llevaba un ramo de flores en la mano. En los patios se encendían fogatas y en las azoteas se quemaban teas(trozos de madera para alumbrar, la gente cantaba y tocaba tambores y hacía repicar las campanas.
Todos oían misa, los que no cabían en el interior del templo se quedaban en los atrios, pero siempre participando de la misa. Para el día de la Epifanía traían la estrella desde lejos, tirando de un cordel; delante de la imagen de la Virgen y del Niño Dios ofrecían velas e incienso, palomas y codornices que habían recogido para la ocasión.
Así se celebraba la Navidad durante los primeros tiempos de la cristianización, que Huitzilopochtli ya había quedado en el olvido. La inteligencia de los evangelizadores de utilizar los medios indígenas para solemnizar los actos religiosos como son las flores, las ofrendas, los cantos, la música y las danzas, había hecho posible que rápidamente se aceptara la nueva religión, la cual se presentaba con ritos que eran familiares a los recién convertidos.
En las reseñas de Motolinía se encuentran elementos que siguen hasta la fecha en la Navidad mexicana: los cantos, las luces y es posible que el “Auto de la Adoración de los Reyes Magos”, sea lo que dio origen posteriormente a las pastorelas. Lo demás que hoy en día componen las celebraciones de fin de año se fue incorporando paulatinamente, hasta llegar a tener festividades de marcados rasgos mexicanos.
Las posadas, netamente mexicanas, simbolizan el recorrido que hicieran la virgen María y su esposo José, al salir de Nazaret para cumplir con el edicto en donde se ordenaba a los habitantes de Judea, empadronarse en las ciudades de origen; y como José era descendiente de David, que eran nativos de Belén, María y José tuvieron que ir a esa población, el viaje constó de 9 etapas, por lo que se festeja en 9 días y concluye en la llegada a Belén y en la búsqueda de alojamiento, que al no ser encontrado, María tuvo que dar Luz en un establo.
Para los indígenas, las posadas gozaron de gran aceptación, ya que estas procesiones aludían también a su historia de peregrinar y a la conmemoración del nacimiento de Huitzilopochtli que se festejaba con banquetes por esa misma fecha.
Se celebraban misas del 16 al 24 de diciembre, y se llamaban "aguinaldo" justo el tiemo en que se realizan las posadas; estas posadas se desarrollaban en los atrios de las iglesias en procesión y parando en cada una de las capillas posas.
LA PIÑATA TIENE CACAHUATES DE A MONTÓN
Al paso del tiempo las costumbres se han transformado y dejado a las posadas como fiestas domiciliarias, en donde las posadas se celebraban en diferentes casas, en cada una de las 9 noches. Se inicia con la procesión encabezada por los peregrinos (José y María sobre un burro) llevados en ancas sobre una tabla, la gente acompaña a los peregrinos con velas o faroles encendidos, y cantando las letanías, hasta llegar a la puerta donde se pide la posada, aquí quedan unos adentro y otros afuera y se cantan los versos de la pedida de posada, al terminar, se abre la puerta y se les da el paso, y con gran alboroto se prenden luces y cohetes, entonces se rompe la piñata.
La piñata es quizá la parte más divertida de la posada y también es la parte mas conocida de las posadas tradicionales. Los asistentes a la posada deben intentar romper la piñata, a la persona que va intentarlo se le deben vendar los ojos y se le da un palo… entonces la persona sin poder ver la piñata debe utilizar el palo para tratar de golpearla y de ser posible romperla, el resto de la gente trata de indicarle a gritos la localización exacta de la piñata (¡arriba!, ¡ a tu derecha!, etc), a cada persona se le dan algunos segundos para intentar romper la piñata y de no conseguirlo se le da el turno a otra persona y así sucesivamente hasta que alguien logra romper la piñata haciendo que los dulces salgan. Esta divertida actividad esta llena se símbolos y analogías…. La piñata debe ser una piñata de 7 picos que representan los 7 pecados capitales pero además debe estar llena de dulces que representan la gracia de Dios, la venda en los ojos representa la fe, el palo representa a Dios y los que gritan representan a la iglesia católica. Cuando se ha roto la piñata se reparte la "JURIA", una porción de fruta y canastillas con colación para los que no tuvieron nada de la piñata. Como complemento se reparten entre los invitados algunos alimentos que también son característicos de la época. Atole, buñuelos, tamales o cualquier otro alimento, lo importante es la convivencia y la alegría de la fiesta.
Estos festejos no fueron como los conocemos ahora, en el inició se llamaban “fiestas de aguinaldo” y consistía en la proclamación de la misa intercalada con pasajes y escenas alusivas a la navidad, se daban pequeños regalos a los índigenas que participaban.
Los indígenas adornaban las iglesias con flores y hierbas, esparcían juncia en el piso, hacían su entrada bailando y cantando y cada uno llevaba un ramo de flores en la mano. En los patios se encendían fogatas y en las azoteas se quemaban teas(trozos de madera para alumbrar, la gente cantaba y tocaba tambores y hacía repicar las campanas.
Todos oían misa, los que no cabían en el interior del templo se quedaban en los atrios, pero siempre participando de la misa. Para el día de la Epifanía traían la estrella desde lejos, tirando de un cordel; delante de la imagen de la Virgen y del Niño Dios ofrecían velas e incienso, palomas y codornices que habían recogido para la ocasión.
Así se celebraba la Navidad durante los primeros tiempos de la cristianización, que Huitzilopochtli ya había quedado en el olvido. La inteligencia de los evangelizadores de utilizar los medios indígenas para solemnizar los actos religiosos como son las flores, las ofrendas, los cantos, la música y las danzas, había hecho posible que rápidamente se aceptara la nueva religión, la cual se presentaba con ritos que eran familiares a los recién convertidos.
En las reseñas de Motolinía se encuentran elementos que siguen hasta la fecha en la Navidad mexicana: los cantos, las luces y es posible que el “Auto de la Adoración de los Reyes Magos”, sea lo que dio origen posteriormente a las pastorelas. Lo demás que hoy en día componen las celebraciones de fin de año se fue incorporando paulatinamente, hasta llegar a tener festividades de marcados rasgos mexicanos.
Las posadas, netamente mexicanas, simbolizan el recorrido que hicieran la virgen María y su esposo José, al salir de Nazaret para cumplir con el edicto en donde se ordenaba a los habitantes de Judea, empadronarse en las ciudades de origen; y como José era descendiente de David, que eran nativos de Belén, María y José tuvieron que ir a esa población, el viaje constó de 9 etapas, por lo que se festeja en 9 días y concluye en la llegada a Belén y en la búsqueda de alojamiento, que al no ser encontrado, María tuvo que dar Luz en un establo.
Para los indígenas, las posadas gozaron de gran aceptación, ya que estas procesiones aludían también a su historia de peregrinar y a la conmemoración del nacimiento de Huitzilopochtli que se festejaba con banquetes por esa misma fecha.
Se celebraban misas del 16 al 24 de diciembre, y se llamaban "aguinaldo" justo el tiemo en que se realizan las posadas; estas posadas se desarrollaban en los atrios de las iglesias en procesión y parando en cada una de las capillas posas.
LA PIÑATA TIENE CACAHUATES DE A MONTÓN
Al paso del tiempo las costumbres se han transformado y dejado a las posadas como fiestas domiciliarias, en donde las posadas se celebraban en diferentes casas, en cada una de las 9 noches. Se inicia con la procesión encabezada por los peregrinos (José y María sobre un burro) llevados en ancas sobre una tabla, la gente acompaña a los peregrinos con velas o faroles encendidos, y cantando las letanías, hasta llegar a la puerta donde se pide la posada, aquí quedan unos adentro y otros afuera y se cantan los versos de la pedida de posada, al terminar, se abre la puerta y se les da el paso, y con gran alboroto se prenden luces y cohetes, entonces se rompe la piñata.
La piñata es quizá la parte más divertida de la posada y también es la parte mas conocida de las posadas tradicionales. Los asistentes a la posada deben intentar romper la piñata, a la persona que va intentarlo se le deben vendar los ojos y se le da un palo… entonces la persona sin poder ver la piñata debe utilizar el palo para tratar de golpearla y de ser posible romperla, el resto de la gente trata de indicarle a gritos la localización exacta de la piñata (¡arriba!, ¡ a tu derecha!, etc), a cada persona se le dan algunos segundos para intentar romper la piñata y de no conseguirlo se le da el turno a otra persona y así sucesivamente hasta que alguien logra romper la piñata haciendo que los dulces salgan. Esta divertida actividad esta llena se símbolos y analogías…. La piñata debe ser una piñata de 7 picos que representan los 7 pecados capitales pero además debe estar llena de dulces que representan la gracia de Dios, la venda en los ojos representa la fe, el palo representa a Dios y los que gritan representan a la iglesia católica. Cuando se ha roto la piñata se reparte la "JURIA", una porción de fruta y canastillas con colación para los que no tuvieron nada de la piñata. Como complemento se reparten entre los invitados algunos alimentos que también son característicos de la época. Atole, buñuelos, tamales o cualquier otro alimento, lo importante es la convivencia y la alegría de la fiesta.
Ahora que ya conoces sobre los orígenes de la posada, disfruta mucho de las posadas a las que asistas y platica con tus amigos y familiares sobre los significados de esta gran tradición mexicana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario