lunes, 3 de septiembre de 2007

LA ARENA ESTABA A REVENTAR:¡AHORA NOS PONEMOS LA MÁSCARA!

¿Sabías que la primera máscara de lucha libre lo hizo un guanajuatense?


Efectivamente, aquí en nuestra ciudad, se elaboró la primera máscara de lucha libre. La elaboró Don Antonio Martínez, originario de León, Gto., y el sabía tratar el cuero para hacer calzados.

De Guanajuato salió rumbo al DF a probar suerte. Él era fanático de la lucha libre. Era la dédaca de los años 30's. En una ocasión, el Ciclón pidió una capa que le cubriera la cara a modo de antifaz y que le fuera difícil a los luchadores arrebatársela. Son Antonio aceptó el reto. Tomó las medidas de la cabeza del luchador y prometió entregarla unos días después. Para disgusto del gladiador, el trabajo no estuvo listo a tiempo, y lo peor del caso es que el antifaz, fabricado con piel de galce de cabra, le quedaba pequeño. Fue un fracaso.


El negocio de las máscaras estaba terminado. Al menos esa idea le redondó en la cabeza por unos meses, hasta que volvió a presentarse otro luchador irlandés llamado "McKey" en el taller con una gran sonrisa y con la idea de adquirir seis máscaras. La decisión del luchador extrañó al entonces peletero, quien rechazó la oferta, que incluía recuperar material desperdiciado en la ocasión anterior y una mejor paga en el futuro. Con súplicas de por medio, finalmente llegaron a un acuerdo.

Según el relato Don Antonio ya sabia donde había cometido los errores, por lo que decidió tomar nuevas medidas del cráneo del luchador, 17 en total, que hasta el día de hoy constituye el mejor secreto de la empresa.Las razones por las que el irlandés regresó fueron porque alrededor del mundo ningún artesano pudo hacer el trabajo del guanajuatense. De hecho, hubo quienes le aseguraron que nadie le podía hacer una careta con esa cualidad. Y no dudó en regresar. El primer luchador Mexicano con mascara fué el Murciélago Velásquez.

La conclusión del experimento fue una máscara dócil como un guante, y cuyo material, la piel, asentaba mejor tras cada función. Lo demás es historia conocida. Las máscaras son uno de los elementos que dan vida a la lucha libre, un deporte y espectáculo arraigado en los gustos del mexicano.


EL SANTO: lo plateado se hizo oro.


Y ya metidos en el tema de la lucha libre, es importante que hablemos del más grande ícono que ha dado este apasionante deporte y que incluso, junto con Blue Demon, fueron grandes íconos el siglo pasado. Me refiero a el SANTO, EL ENMASCARADO DE PLATA.


Originario de Tulancingo Hidalgo, nació el 23 de septiembre de 1917 bajo el signo de libra. Rodolfo Guzmán Huerta, su nombre verdadero, debutó en los cuadriláteros en 1934, pero su leyenda comenzó a tejerse el 26 de julio de 1942 en la legendaria Arena México. Aquella noche el robusto luchador -quien a lo largo de los años hizo carrera bajo los nombres de Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, entre otros- estrenaba una flamante personalidad debajo de una brillante máscara plateada. Había nacido Santo, el Enmascarado de Plata.
La leyenda de Santo nunca fue producto de la casualidad. Su tenacidad y versatilidad en el ring le valieron el respeto de sus contrincantes y la admiración del respetable público que noche a noche llenaba los coliseos en donde el Enmascarado de Plata daba cuenta de sus temibles rivales. Fue rudo y técnico pero, ante todo, fue un peleador honesto que no tuvo que recurrir a trucos ni escándalos para acrecentar su merecida fama.
De los cuadriláteros a las pantallas, la ruta que siguió Santo para convertirse en ídolo del cine mexicano lo condujo primero al mundo del comic. Gracias a la inventiva del dibujante y editor José Guadalupe Cruz, Santo fue el primer personaje fantástico de la literatura popular mexicana y uno de los más queridos, junto al legendario Kalimán.

El Enmascarado de Plata debió debutar en el cine en 1952. En aquel año, la popularidad de la lucha libre en México iba en aumento gracias a las primitivas transmisiones de este deporte-espectáculo por la televisión. Al mismo tiempo, las historietas protagonizadas por Santo, el Enmascarado de Plata -impresas en aquel inolvidable papel color sepia- invadían los puestos de revistas de todo el país y vendían miles de ejemplares cada semana. Pocos años después, el tiraje de las aventuras de Santo llegaría a más de un millón de revistas semanales.

Pero un disfraz, como es natural, más que dar camuflaje crea distinción. Su físico de mediana estatura, extremidades delgadas y fuertes, articuladas a un tórax consistente, se cubrió para los coliseos y las pantallas con su atuendo de plata. La vestimenta clásica del Santo incluye, además de la máscara, pantalonetas y botas plateadas, una capa roja con líneas doradas. Con el tiempo nuevas prendas se agregaron a su guardarropa: ternos y corbatas (“Santo en el Tesoro de Drácula”, 1968), abrigadores pulloveres (“Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo”,1972), frescas camisas de safari (“Santo en la Venganza de la Momia”, 1970), entre otros atuendos que acompañaron su omnipresente máscara.

Batalló contra zombies, mujeres vampiro y estranguladores, y apareció como el héroe que hacia falta en el imaginario mexicano. A principios de la década de los 60s filmó veinticuatro películas, de las cuales varias de ellas se constituyeron en objeto de culto mundial. EL SANTO se convirtió en un héroe sin mancha, que defendería el bien y la justicia tanto en los rings de lucha como en el celuloide, y ni que decir de las historietas, puesto que el 29 de junio abandona el bando rudo tras un pleito con los fraternos ESPANTO I y II, lo cual marcó el fin de sus andanzas como antihéroe. Más recientemente Cartoon Network produjo de la figura de EL SANTO un personaje de dibujos animados.

Convertido de luchador a icono popular, EL SANTO convirtió el apelativo de una referencia divina a un nombre propio; de haber tenido que luchar casi a diario por varios rumbos de la ciudad para ganarse la vida entre combates de luchador y otras diversas labores como modelador, pintor, carpintero, mecánico, y varias más, pronto alcanzó un estatus social que lo llevó a rozarse con las personalidades más importantes de su época. Es precisamente debido a EL SANTO que la lucha libre se inició como cultura popular, superando a otros deportes en un ámbito místico y generando una camada de héroes que nos acompañan hasta el día de hoy.
Su retiro de la lucha libre profesional se llevó a cabo de manera definitiva el 12 de septiembre de 1982. Hubo tres despedidas oficiales: la primera, en el Palacio de los Deportes. La segunda, en la Arena México. La definitiva en el Toreo de Cuatro Caminos, reuniéndose por última ocasión, LA PAREJA ATÓMICA, para complementar el equipo de 4, el HURACÁN RAMÍREZ y el SOLITARIO, para derrotar a los MISIONEROS DE LA MUERTE (SIGNO, NEGRO NAVARRO Y TEXANO) y el PERRO AGUAYO.

En 50 años, había participado en más de 10 mil combates, había rapado y desenmascarado a decenas de luchadores que trataron de ponerse a su nivel, había ganado todos los campeonatos posiblesEn un momento único para generaciones . de seguidores a los sesenta y siete años (1984) aparece en un programa de entrevistas llamado Contrapunto, sin advertirlo previamente reveló su envejecido rostro.


La parca le marcó la última caída una semana después, luego de una lucha de exhibición murió de un paro cardiaco el 5 de febrero de 1984. Las calles se llenarían de interés por contemplarlo en el féretro, donde yace con la máscara puesta, lo cual dio inicio a la leyenda del héroe inmortal, máxima estrella de la lucha libre e ídolo nacional.

FUENTE:http:http://www.arenamexico.com.mx/wcb/CGIBIN/index.wcb

2 comentarios:

Anónimo dijo...

k esta muy bien publicado por es algo muy importante

Anónimo dijo...

k esta muy BIEN PUBLCADO Y LUEGO POR K LO HIZO LA MESTRA LUPS ES LA MEJOR MAESTRA DE TODAS UN SALUDO FUERTE

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