A pesar de la gran influencia que tienen las tradiciones norteamericanas en nuestro país como el Halloween, en México existe todavía una gran tradición que evita ser rebazada por lo ajeno... La muerte acecha lentamente, pero vuelve cada año con mayor fuerza: El día de muertos resucita inevitablemente, y para el agravio de muchos y para la alegría de todos, estas fechas se festejan ¡A lo grande!
“Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía”. Éstas fueron palabras del célebre mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, donde nos ilustra la concepción del mexicano hacia la muerte.
Y puede sonar irónico ya que generalmente, otras culturas le temen a la "huesuda", a la "calaca", a la "muerte", pero nosotros, los mexicanos, tomamos una actitud de regocijo y de festejo hacia ella. ¿En qué otras partes del mundo se menciona tanto a la muerte? Parece ser que en ninguna otra tanto como en la mexicana.
Y puede sonar irónico ya que generalmente, otras culturas le temen a la "huesuda", a la "calaca", a la "muerte", pero nosotros, los mexicanos, tomamos una actitud de regocijo y de festejo hacia ella. ¿En qué otras partes del mundo se menciona tanto a la muerte? Parece ser que en ninguna otra tanto como en la mexicana.
El Halloween VS Día de Muertos
Si bien la influencia que hemos recibido de nuestro vecino del norte ha sido brutal, (el Halloween consiste en que los niños y jóvenes visitan las casas de los vecinos, exigiendoles dulces, a cambio de no hacerles ningun daño o travesura, esto lo hacen vestidos, de brujos, diablos, muertos, moustros, vampiros y las bolsas que llevan tienen motivos de calabazas huecas, gatos negros, etc.) al menos el día de muertos, es algo que nunca morirá entre el pueblo mexicano. ¿Quién no ha visto la inmensa cantidad de personas que fluyen especialmente estos dos días a los panteones del país para visitar a sus "muertitos"? ¿Quién no ha ido un rato a estar con sus seres queridos y "convivir y comer" junto con ellos? ¿Cuántos de ustedes no ha participado en la elaboración de un altar de muertos? Al menos yo, cada año, no he dejado que mueran mis tradiciones y las sigo difundiendo e inculcando entre mi familia y mis alumnos.
Y no nada más es el ir a los panteones y estarse las horas sentados al lado de las tumbas, limpiarlas y ponerles flores (aunque esto sea una vez al año); también es típico ver los concursos y muestras de altares que se realizan en cada estado, así como la elaboración del pan de muerto, los alfeñiques (de azúcar) y los cráneos (ya de sabores) con los nombres de los "moridos" en su frente -tanto que existen festivales del alfeñique en Toluca y en la Cd. de México, o el festival de las Ánimas en Aguascalientes-. Por su parte, en las escuelas, es común que los alumnos elaboren las "calaveras", que son versos chuscos e irreverentes, ocurrentes e ingeniosos donde sale la picardía del mexicano y cuenta, a su modo, las hazañas de la muerte en contra de los pobres mortales (alumnos y maestros) que se dejaron seducir por los encantos de la "flaquita de ojos penetrantes y eterna sonrisa angelical".
Una tradición que no quiere morir...
Es curioso, pero en estos últimos años he visto a los niños que salen desde el 30 de octubre para pedir sus "calaveritas" -y es que no ha habido alguien que les explique que se celebra en México el 1 y el 2 de noviembre y no el 30-... Cuando era pequeñita (y eso hace muuuucho tiempo atrás), nos vestíamos de brujas o vampiresas e incluso de algún animal horripilante y salíamos a las calles para pedir de puerta en puerta, nuestros dulces. Hoy, los niños modernos se olvidaron de los dulces. Los de ahora solo piden dinero y salen con atuendos más vistosos, pero créanme, no he visto ninguno vestido de catrina o de huesuda. En la actualidad, los chavitos salen con unas máscaras tan más espantosa, que bueno, ya ni ganas dan de darles a los chiquillos ni pa' sus chescos con tan espantosos atuendos que más que darnos risa, ¡nos dan tremendo susto!... y es ahí donde me he puesto a pensar: ¿Desde cuándo se hizo tradición el salir a las calles y pedir la "calaverita"? ¿Desde cuándo nos invadió el Halloween?¿Las futuras generaciones querrán llevar a cabo nuestras tradiciones y contagiarse con lo gringo?
Y no es que suene alarmista, pero al parecer, existe un fenómeno de hibridación tan fuerte, que al rato, el halloween-dead será fiesta nacional. He visto últimamente que los mismos altares les ponen las calabazas anaranjadas y me pregunto:¿Acaso nos estará ganando la cultura yanki a tal grado de distorcionar nuestras raíces?
Y más notable aún: A pesar de lo anterior, cada año, miles de turistas de otros países llegan a México a observar los largos peregrinajes que hacen nuestros paisanos a los panteones. El más famoso es el del lago de Pátzcuaro, donde se concentra una gran cantidad de personas extranjeras y visitantes de otras ciudades a contemplar y a vivir de cerca la experiencia p'urépecha del tributo a los muertos. Y no nada más en Michoacán es visible todo esto: también en el Estado de México, en Puebla, en Veracruz, en Tabasco, en Colima, en Guanajuato, en Campeche, en Sonora, en Guerrero... en fin, cada estado guarda una gran sorpresa a sus visitantes y la experiencia es única y diferente en cada región de nuestro país. Esto nos lleva a pensar, que también los extranjeros se llevan parte de nuestra cultura y por lo tanto, forman parte de este fenómeno tremendo de hibridación para sus demás países.
Pero entonces, ¿dónde está el problema? En que finalmente no lo estamos llevando a cabo de una manera pura, de una manera auténtica o genuina y nos estamos dejando llevar y controlar por lo que no nos pertenece y no es parte de nuestras raíces. Auténticamente lo nuestro es mejor y por ello, deberíamos sentirnos orgullosos y dispuestos a difundirlo y no permitir que otras tradiciones se apropien, cambien y transmuten lo que nuestros ancestros nos han inculcado y se preocuparon porque nos llegue hasta el día de hoy.
Celebrar la muerte en vida
Ciertamente, esta tradición surgió en el 800 a.C. en el festival de los muertos celebrado por los Aztecas y hasta nuestros días, se ha mantenido gracias a que nuestros padres nos lo han inculcado así. Y podría asegurar que seguirán dándose los días 1 y 2 -a pesar de que el calendario en esta ocasión solo marque el día 2 como día feriado- para seguir cultivando esta tradición ancestral, sin embargo, es importante que sepamos explicar a nuestros alumnos, a nuestros hijos y a quienes nos los pidan 8 y (y a quiens no), lo que en México hacemos y lo sigamos llevamos a cabo de una manera pura y apegada a lo que realmente es, sin mutaciones, sin cambios y dando a conocer lo que en México hacemos.
Las tradiciones de un pueblo dejan de morir cuando la gente las deja llevar a cabo. Por lo tanto, no dejemos que muera algo tan distintivo de nosotros, tan nuestro, tan arraigado, tan mexicano.No nada más es la fecha para reconocer la muerte y sentir temor al pensar en el día que nos tocará dejar este maravilloso mundo, sino también es momento para reflexionar sobre lo que estamos haciendo y dejando en vida para nuestros seres queridos... Sí, es mejor celebrar en vida y dejar huella antes de que la huesuda nos lleve...
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